L'estada a Avignon
Avignon va ser la ciutat no italiana on van viure diversos papes, des de 1309 a 1377, o sigui 68 anys. Va ser l'intent del rei de França i els seus juristes per subordinar l'elecció papal i la Cùria. L'Emperador Lluis de Baviera, l'averroista Joan de Jaudúm i Ockam negaven la potestas suprema del Papa sobre l'Imperi i sobre el Concili. Van brotar "separatismes" o primers intents nacionalistes i es va intentar fer una República romana o italiana però tot es va acabar en Cisma i amb un final arreglat per acord entre les nacions.
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| Luis de Baviera |
Avignon era una ciudad enclave entre Languedoc, Provence y Francia, comprada por el Papa en 1348 con toda la comarca. Juan XXIII fue obispo de ahí antes de ser Papa. Benedicto XII construyó el "Palacio de los papas" en donde vivieron los 7 hasta Benedicto XIII. Llegó a ser una ciudad de 40.000 habitantes y se dice que 32.000 eran "pobres clérigos". Era un lugar cómodo para recaudar de todos lados y los papas ahí se hicieron centralistas, recaudaron mucho más que nunca y se reservaron derechos como el nombrar obispos, repartir prebendas, traslados, etc. Llegaron a recaudar 300-500 mil florines anuales que era 1/5 de la renta del rey francés, 1/4 de la renta del rey inglés, 1/2 de la del duque de Borgoña. Los contribuyentes protestaron y el gallego Álvaro Pelayo denunció la codicia de los recaudadores. También los franciscanos "espirituales" se revelaron reactualizando en esto a Joaquín de Fiore.
Luis de Baviera, enemigo de Avignon; coronado en el Capitolio romano, depuso a Juan XXII mientras acogía a los franciscanos "espirituales" e hizo elegir al antipapa Nicolás, el franciscano Pedro de Corbara. Los "espirituales" excomulgaron a los antipapales alemanes e italianos. Su pobreza fue después difundida por Ockam que huyó en 1327 y se ensañó abiertamente en La Sorbone. Catalina de Siena (terciaria dominica) empujó a Gregorio XI a regresar a Roma. Sin Papa -dice-, Italia es una barca sin barquero y a la deriva en medio de una terrible tempestad. También. Brígida de Suecia condenó el orgullo, la avaricia y otros defectos de Avignon. Durante esta época hubo 111 Cardenales franceses, sólo 14 italianos, 2 ingleses, 3 castellanos y 2 aragoneses.
Italia estuvo 30 años en guerra entre Ferrara contra Lombardía; Sicilia aragonesa contra Nápoles y en Francia, Felipe “el hermoso” se creó graves conflictos al hacer extinguir a los templarios (1307-11).
Clemente V fue elegido en Perugia (5-VI-1305). Llamado Bertrand de Got, era Arzobispo de Burdeos y Cardenal francés a quien Bonifacio le había dado el capelo cardenalicio. Sucedía a Benedicto XI (sucesor sólo unos meses de Bonifacio VIII); era "neutral", súbdito inglés ya que era de Burdeos y estaba bajo ese dominio desde 1303. Había llegado a Avignon en el 1309. Fue Gregorio XI, en el 77, quien regresó a Roma definitivamente. El papa Clemente se quería coronar en Vienne pero Felipe “el hermoso” se lo llevó a Lyon y desde 1309 tuvo su residencia en Avignon. Aunque débil de carácter, era de conducta intachable pero cayó en el nepotismo exagerado. Un mes después de ser coronado nombró 10 nuevos Cardenales, de ellos 9 franceses. Había confiado a los Hospitalarios vigilar el Mediterráneo oriental y en 1310 se hicieron con la isla de Rodas.
Codificó el Derecho Canónico en las llamadas “Clementinas”, fomentó misiones en Oriente Próximo y Extremo; nombró un Arzobispo para Pekín y otros 7 obispos que le ayudasen aunque sólo llegaron 3; en 1314 los franciscanos tenían allí 50 conventos. Acogió a los judíos perseguidos por el pueblo durante la peste de 1348. No dejó que Felipe se quedara el dinero de los Templarios: era para los Hospitalarios, menos en España. Algunos “ex” sirvieron para fundar Montesa (Aragón) y la Orden de Cristo (Portugal). Los caballeros, perdida Jerusalén, ya sólo servían para defensa en las fronteras occidentales ibéricas.
En 1311 tuvo lugar el Concilio de Vienne, el 15º ecuménico y último de la Edad Media, pretendía arreglar tres cosas: lo de los Templarios, socorrer Tierra Santa y reformar la Iglesia. Sólo se invitó a 200 obispos: estaban los de Tarragona, Compostela y Braga; los alemanes de Colonia, Magdeburgo y Hamburgo; también Armag (Inglaterra) y Dublín (Irlanda). Se han perdido las actas que también tenían asuntos dogmáticos y disciplinares. El ritual era como el actual: El Papa invocaba al Espíritu Santo, se cantaba el Evangelio del envío de los discípulos (como se hizo en Trento) y se entonaba el Veni Creator. Renovó un canon de Lyon II permitiendo a los mendicantes predicar y confesar. Impulsó crear cátedras de hebreo, árabe y caldeo en París, Oxford, Bolonia y Salamanca para mejor estudiar las Sda. Escritura. Prohibió las beginas y que los musulmanes pudieran dar culto público en los estados cristianos. A instancia de varios cardenales (Orsini y Colonna) se revisó la condena de Bonifacio a los fraticelli; pero con Juan XXII cayeron en desgracia, se les persiguió y condenó. En el proceso de Roma en 1466 contra los rebeldes del Lacio parece que desaparecieron.
Un hecho llamativo fue la Supresión de los Templarios en el
consistorio secreto del 22-III-1312 con la Bula Vox clamantis que abolía la Orden militar sin condenarla aunque
debían ser condenados por cada Sínodo provincial excepto el Gran Maestre
Jacques de Molay y algún otro alto dignatario. Los contumaces, al cabo de un
año, fueron excomulgados por herejes. Jacques fue quemado en la hoguera, en
París a los dos años. En 1307, Felipe hizo encarcelar en una noche a 2.000
templarios franceses en una sola redada, lo cual plantea muchas preguntas.
Otros papas de Avignon
Juan XXII (1316-1334) era obispo de Avignon que sucedió a Clemente V tras 2 años de sede vacante. Arbitró en la pelea por la corona alemana entre Luis de Baviera y Federico de Austria que ganó Luis al derrotarle en 1332. Los príncipes alemanes declararon hereje al Papa por nombrar Vicario imperial para Italia al rey de Nápoles: era la primera vez que teológica y canónicamente se pone en entredicho la autoridad del Papa en esta materia política.
Era Papa anciano de 72 años pero duró 18. Pequeño de estatura, endeble, pálido pero de energía indomable e increíble capacidad de trabajo. Practicó el nepotismo pero desterró el lujo pontificio y exhortó al episcopado español y alemán a reformarse y no acumular beneficios y abusos. Unos dijeron que al morir dejó en caja 25 millones de escudos aunque otros opinaban que sólo era 3/4 de millón. Con los bienes de los Templarios creó Montesa en Aragón y la Orden de Cristo en Portugal. Salvó de su destrucción a la Orden franciscana y a los Hospitalarios. Creó la diócesis de Zaragoza al partir la de Tarragona. Canonizó a Tomás de Aquino y censuró a Eckart aunque a título personal también defendía que los condenados no iban al infierno hasta la resurrección final, ni los justos veían a Dios hasta el juicio final: de ello se retractó la víspera de su muerte.
Benedicto
XII (1334-42), fue un cisterciense severo y edificó el Palacio de los
Papas. Clemente VI (1342-52) compró
Avignon y toda la comarca en el 48. En 1344, con la Bula Tuae
devotionis sinceritas, otorgó la investidura de las islas Canarias, con el
título de Príncipe de la Fortuna al infante castellano Luis de la Cerda, aunque
antes habían llegado a las islas expediciones de mallorquines, vizcaínos,
andaluces y portugueses. Anteriormente, en 1016, otro Papa había adjudicado las
islas al conde Claramont con el título de rey a cambio de cumplir con la
obligación de predicar el Evangelio. Fue Pablo VI quien clausuró esa etapa de
la Historia en la ceremonia de abril de 1966 en el Capitolio romano diciendo: “No
tenemos ya soberanía temporal alguna que afirmar aquí. Conservamos de ella el
recuerdo histórico como de una secular, legítima y, en muchos aspectos, próvida
institución de tiempos pasados. Pero hoy no sentimos hacia ella añoranza
alguna, ni mucho menos secretas pretensiones de reivindicación”.
Urbano V (1362-70), santo y piadoso, era empujado por Brígida de Suecia y Petrarca a volver a Roma, pero al regresar se desanimó viendo el ambiente y se volvió a Avignon, muriendo nada más llegar. Gregorio XI (1370-78) regresó definitivamente en enero del 77, entre otras razones, a instancias de Catalina de Siena que tenía sólo 30 años y le esperaba en Génova después de tratar el regreso con Florencia
De esta etapa
francesa cabe preguntarse: ¿fue un destierro?, ¿un exilio? Como conclusiones pueden sacarse las
siguientes:
1º) Avignon, en la
encrucijada del Ródano, se llega sin cruzar montañas. Muchos países estaban más
cerca (Francia, Castilla, Flandes y Escocia) y otros no estaban más lejos
(Bohemia, nortItalia y Roma), así que administrativamente era más cómodo.
2º) Ante la presión de los turcos, Roma se alejó de ellos, desplazándose al NO.
3º) Cabe plantearse si fue
un abuso el que hubiera 7 papas franceses y si por ser tales eran peores que
los italianos.
Cuando la Curia regresó a Roma, parece que se pusieron las bases para el nuevo esplendor que se avecinaba aunque se truncó por el Gran Cisma que vino y cabe preguntar si ¿hubiera habido tal Cisma si el Papa se hubiese quedado en Roma?


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