L'I.llustració o Enciclopedisme

 

Enciclopedismo o la Ilustración

Aquest moviment pretenia ser la maduresa de l'Humanisme del segle XV per la seva visió "realista" i que madurarà amb el racionalisme del XVIII a l'integrar-se al progrés científic. Amb aquest "realisme", tenien clar que la religió es alló irreal, alló mitològic. Kant va separar el coneixement científic i el religiós amb potències intel.lectuals diferentes i Hegel va acabar negant la possibilitat del coneixement religiós, o sigui el de Déu. Del seu pensament se'n dedueix que conèixer Déu no és racional i així alguns van concloure que és irracional. L'Església va sentir la necessitat de definir el dogma del coneixement racional de Déu al Concili Vaticà I. 

En el siglo XVI las disputas religiosas habían distraído la atención de lo filosófico pero en el XVII volvió con el surgir de los naturalistas ingleses: Herber (+1638), Hobbes (+1679) y Locke (+1704). En Francia se constituyeron en corriente filosófica marcadamente antirreligiosa. Pedro Bayle (+1706), fundador del Enciclopedismo, era cristiano no católico que editó su Diccionario en 1697; luego salió la Gran Enciclopedia (1751-80) de D'Alambert (+1783) y Diderot (+1784). 

A Locke no le gustaban los estudios del seminario y se pasó a "ciencias" (Física, Química y Medicina) pues le decepcionaba el nominalismo de Oxford. En el exilio hizo tertulias con cartesianos y gassendistas y colaboró con Lord Ashley Cooper, jefe del partido liberal, para gestar la revolución parlamentaria. Falleció cristianamente. Es el típico empirista, por oposición al racionalismo de Descartes y de Leibniz, que negaba que existan ideas innatas infundidas por Dios; la realidad se graba por la experiencia (como en los niños) y no de manera total e intuitiva en cuanto es contemplada por la inteligencia. Se afirmaba que sólo conocemos parte de la realidad por la limitada capacidad de los sentidos, por tanto, sólo conocemos nuestras ideas.

Personajes famosos independientes de este movimiento enciclopedista eran Montesquieu (+1775), fundador del liberalismo político, Rousseau (+1778), precursor filosófico de la Revolución francesa y Voltaire (+1778) que al ser visceralmente antirreligioso, escribió que "si Jesucristo necesitó 12 hombres para implantar el cristianismo, demostraré que basta uno para destruirlo". Poeta, escritor superficial, divulgador, escribió de todo en todos los géneros. Era hijo de un consejero real y notario. Estudió hasta los 17 años en el colegio “Louis le Grand” de los jesuitas y antes de acabar ya pertenecía al círculo libertino del Temple. A los 23 fue encerrado en La Bastilla por escribir una oda que ofendía al Regente. A los 24 cambió su nombre que era François Marie Aronet Daumart. A los 32 estuvo otra vez 12 días encerrado en la Bastilla por un altercado en el palco de Adriana Lecounvreur con el Caballero de Rohan; se exilió a Inglaterra -tres años- donde se hizo amigo de los librepensadores (Bolinbroke, Pope, Swif, Newton, Locke y Milton). En el 50 era académico y se fue a trabajar a Berlín con Federico II que le nombró director de la Academia de Leibniz. En el 54 se retiraba a Ginebra donde europeizó sus escritos; regresó a París en el 78 donde muere parece que reconciliado. 

Toda esta promoción no dejó huella filosófica alguna: sólo ofrecían ingeniosas vulgaridades; todo el enciclopedismo no fue más que un conjunto de slogans y consignas contradictorias que pedían libertad religiosa y atacaban a la Iglesia; hablaban de filantropía y ninguno movía un dedo por nadie; hablaban de lo natural pero como lo inmoral; cantaban a la racionalidad que entendían como incredulidad.

El ataque a la Iglesia se centró en los religiosos que eran el reducto de la cultura cristiana a demoler; en particular, fueron a por los jesuitas y lograron que el Papa los extinguiera en 1773. Lo curioso es que no eran tantos; eran 22 mil y la mitad novicios y legos, y muchos de los sacerdotes estaban fuera de Europa, en misiones. En Roma se trazaron planes de su extinción desde las altas esferas de prelados. Francia los acusó por el desfalco que había cometido el Procurador de la misión de Martinica. Portugal dijo que eran culpables del levantamiento con armas de los indios del sur de Brasil porque destruyeron las reducciones. España dijo que maquinaban contra el rey. Francia los ilegalizó con un Decreto de 1762. Los gobiernos de Francia, España, Nápoles y Portugal presionaron a Roma pero se resistió la Emperatriz María Teresa hasta que en el 70 casó a su hija María Antonieta con el heredero francés.

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